martes, 19 de abril de 2016

LA VIDA EN OLULA DEL RÍO EN LOS AÑOS 20.

Estampa política

Predominaba un poder personal adscrito al liderazgo de cada uno de los partidos en liza, que se escalafonaba desde Madrid hasta cada pueblo, pasando por la Provincia y el Distrito Judicial, con un representante en cada núcleo que era como el señor de hora y cuchillo cuyas voluntades pendían los favores y la distribución de puestos públicos.
Con esta mentalidad, los caciques, a nivel de pueblo pequeño, eran los personajes a quienes había de rendirse pleitesía para ganar su favor. A esto se le sumaba el coro de aduladores que formaban su consejo privado, que se encargaba de proporcionar las luminosas ideas sobre el medio de como ganarse adeptos entre los sufridos humildes, quienes, indiferentes al sistema que no le sacaba de su miseria se inclinaban a quien les daba un bancal a medias, o le ofrecía el puesto de "municipal", etc, para evitar tener que irse a emigrar a Orán o Buenos Aires.
Existían diferencias entre las gentes de Olula, echo significativo en un pueblo tan pequeño como era entonces, por culpa de los dos bandos políticos "Liberales" y "Conservadores". Estas dos facciones no se conocían por esos nombres sino que se llamaban "Los de abajo" y "Los de arriba", ya que Don Aureliano Requena Medina, líder del partido liberal vivía en la parte mas baja del pueblo, mientras que Don Amador Carmelo Espinosa Cuéllar, líder del partido conservador vivía en la parte mas alta.
Tal separación y discriminación llego a tanto, que cada bando iban a un determinado barbero, las mujeres iban a un determinado horno, despellejando a los del bando contra
rio. Pero tal separación llego a su máximo clímax en la vieja iglesia, donde los del bando liberal se sentaban a la derecha y los del bando conservador a la izquierda.
Las luchas entre los de arriba y los de abajo llegaron a su máximo esplendor antes de la década de los 20, que ni siquiera se repitió en la guerra civil.

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